Lejos, muy lejos nos encontramos
en el centro de los sueños de juventud
y allí las fuentes fluían
invocando una lluvia poco antojadisa
tal como nuestras motivaciones pendían
aquella tarde en ignominia.
Una guitarra y canciones de esperanza
se enlazaban con honestidad extraña
y desde esas escaleras desdeñadas
al ignorado paraje encaramos por verdades,
mientras pasaban las cruces invisibles
que juramos algún día resucitar.
Un adiós y caminos separados
en trance los ideales resguardados
del futuro que nos pertenece
y que el mundo no vence.
Asi la bruma de la banalidad
se pose sobre tus habitaciones,
y en exilio tu espíritu explote,
si al viento aun le preguntaras
por las discordias,
los errores y las derrotas
acaso seguiríamos
vendiendo nuestra alma
por restos de compañías fugaces
o de soledades compasivas.
El gran escenario de los hechos
es más que una rígida tarima
más que luces que alumbran
sólo la superficie,
es como el mar y su cuerpo
imperfecto,
como su oleaje
irregular,
como su esencia
que yace en el fondo,
que el tiempo congela
o agita foribundo
dependiendo del momento
y que su luz es el sol
que nace y se esconde,
brilla y se eclipsa.
Ten mi letra, amigo
en simultaneas tormentas
hemos enfrentado la lluvia,
en similares veredas
hemos caminado y caído,
y es el mismo aire
el que lleva nuestro mensaje
de nunca dejar la senda
aquella que se extiende
por nuestras verdades
y que jamás traicionaremos!