Son la reina y la princesa
Quienes me hacen suspirar,
Por su forma de mirar
Y su sublime belleza;
Tienen tanta gentileza,
Tanto garbo al caminar,
Que no puedo comparar
Su prestancia y su grandeza;
Son dos diosas encarnadas,
Dos estrellas engreídas,
Dos bellas ramas doradas,
Dos antorchas encendidas:
Bellas damas encantadas,
Bellas damas consentidas…