Uno no quiere olvidar lo que sabe, pero duda de lo que sabe y en realidad ya no sabe si es verdad.
Vuelven sentimientos del pasado y parece absurdo que nuestro yo adelantado -en el futuro- haya llegado a estas inesperadas conclusiones sobre la realidad.
El amor que antes creía tan enraizado, hoy está disipado y ha perdido cualquier uniformidad.
Mi mayor deseo, que antes estaba en los arboles, se ha desvanecido en el aire y se ha disuelto su materialidad.
La duda ha corroído mis certezas,
El dolor ha escondido mis riquezas,
y mis sueños, tan firmes hace algún tiempo,
se han vuelto a ridiculizar.
¿Con el amor más grande quién sueña?
¿Quién quisiera tener en la compasión su más grande meta?
¿Quien quisiera deshacerse de las ataduras de lo material?
Quiero un abrazo, me digo.
He perdido la esperanza en saber la verdad.
De tanta mentira me he defendido,
que mi corazón ha perdido elasticidad.
Que triste es ir por el mundo,
defendiendo sistemas de creencias,
así la hoja muerta,
ya no puede volar.
Ya no quiero defender,
ni defenderme,
no quiero derribar, ni construir paredes.
No estoy vencida, ni tampoco dispuesta a luchar.
Quiero descansar de tanto intento,
dejaré de buscar a Dios,
para que él -o ella- me pueda encontrar.