Sana Señor a mi corazòn, de sus heridas,
¡Sánalas ya! por favor, yo te le pido,
ya que mi mente se niega al olvido,
ayuda a mi alma, en su fe perdida,
y al fin entienda, que èl se ha ido.
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Ha pasado el largo rìo del tiempo,
suficiente para mi ser haber sanado,
y sin embargo adentro, cuanto siento,
mi corazón saltò, ante la voz del amado,
y fue un morir de dolor en el momento.
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Luego de un arduo dìa de trabajo,
al llegar a casa con sorpresa precise,
que el me enviò algunas de mis cosas,
quise agradecer, aunque no eran rosas,
¡Si! me dì valor, y lo llamè, asì lo hice,
le hablè en palabras algo confusas.
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¡Gracias! dije y pronuncié su nombre,
¡Oh Dios! escuchè su voz pausada,
respondiò: No es nada, estoy a la orden,
y se estremeció mi alma enamorada,
por aquel ser que fue mi hombre,
que yo debo perdonar por siempre,
y aceptar que hoy pueda ser amigo.
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Mientras voy haciendo estos versos,
lloran mis dedos sobre el teclado,
llora en mi pecho rìo de agua tibia,
lloran en mis ojos los recuerdos,
y el corazòn lamenta mi llanto,
nada puede hacer para calmarse,
solo esperar milagro desde el cielo.
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¿Me escuchas Señor? ¡llevàte mi tristeza!
¿hasta cuando sufrir? ¡lleváte mi soledad!
No es mucho lo que te pido, nada màs,
y llenàme de tu espìritu de paz.
Pero, sana a mi corazòn,
te lo pido por favor.
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Raquelinamor
Diciembre 7, 2017, 7pm