Anduve por la banqueta camino hacia la luna
Y en la madrugada,
Donde se podía escuchar una sinfonía
Con el tranquilo respirar de todo el mundo...
Un viejo coyote le aullaba a tus deseos.
Posada sobre una rosa,
La mariposa se hacía más rígida.
Las dulces notas de las aves
Que revoloteaban en las copas de los árboles
Me mantenían atento al camino.
Con mucho gusto le dí relevo al coyote;
Hasta entonces logré llegar a tí
Y en tus cráteres me moría de frío,
Tanto,
Que podía tocar el rocío con tan solo mi silencio.
Ante la inesperada llegada de tu alegría,
Poco a poco la noche se convitió en día.
-John O. R