Correcto, caballero: "los medios
conducen a los fines; los fines
se eligen, los medios se deducen"
Estoy de acuerdo: "la felicidad
consciente consiste en alcanzar
los fines últimos eficientemente"
Tiene usted razón: "existen la
moral teleológica y la deontológica;
una de los resultados, otra de los actos en sí"
Pero, ¿cómo está eso de que:
"los fines últimos no pueden ser justificados"?
Te equivocas al no reconocer
que, de hecho, tanto la moral
teleológica como la deontológica
se reducen a la misma
En efecto, los medios valen en tanto
lo que son, sin embargo su valor
lo adquieren porque los fines valen de por sí
Ahora bien, el valor de los fines
no es un golpe de gracia en los
apetitos inconscientes del hombre
Los fines resaltan como tales desde
el momento en que van de acuerdo
con el decurso de las cosas
Su justificación es intrínseca, no
a la elección, sino a sus características
de adecuidad con la realidad
Claro está que "la realidad" no se
conoce de una vez por todas y que
en ciencia todo son hipótesis
Pero, no olvides que por muy hipótesis,
en el individuo particular, en su vida presente,
son omnipresentes en tiempo y lugar
Por eso, para cada individuo, la
naturaleza y la historia son siempre
síntomas inequívocos de lo constante
De tal manera que con su fija
presencia, sin necesidad de describirlas
se paragonan y jusfitican los fines
La prueba, desde luego, es a-posteriori:
se sabe si los fines concuerdan con
ellas, si el éxito es patente
Y en caso de no serlo, señal alguna
de que ni el fin es tan último como se cree,
ni vale ni está bien justificado
Es decir, los fines en sí se justifican,
según que se asemejen a lo aceptado,
en tiempo y lugar, como la realidad
Sí se justifican, porque su semejanza
con la naturaleza humana, con la historia,
es decidible, manejable y modificable
Inclusive, los fines deben justificarse,
pues su bondad requiere necesariamente
de la libertad activa de su poseedor
El conocimiento no se circunscribe
a tiempo y lugar; la valorización
de los fines, necesariamente, sí
Por ello, no hace falta analiticidad en
el conocimiento de la realidad para poder
justificar en ella nuestro actuar
Basta con referir paralelamente
nuestra vida presente, a nuestros particulares fines,
con nuestro momentáneo conocimiento de la realidad
No podemos prescindir referirnos a la
naturaleza y a la historia para justificar
la adecuidad de nuestros fines a ellas
El punto está en que la referencia
es siempre valorativa, y como tal,
válida sólo en tiempo y lugar dados.