Puede ser que cada día que pase…
puede ser.
Que en estos días que caen
la melancolía de amarte pueda ser larga.
Puede ser.
Puede ser.
Que hasta alguien me fotografíe con cara triste.
Qué tontería.
Pero puede ser.
Hasta puede ser que ésta mi contemplación
sea miserable.
Hasta puede re-ser.
Puede que tu ausencia sea ceniza acostumbrada
y hasta puede ser que el jardín de tu sexo
sea agua prohibida en este recibo amargo de decírtelo.
Puede ser.
Que este jardinero inmóvil sea tenaz en el fracaso de las intenciones
y de este pensamiento que me ocupa.
Hay materias distantes en este trotar de afinidades.
Y hay condenas invencibles escritas en los días que me pasan,
sometidos, dolientes y ahítos de fracaso.
Puede ser.
Puede ser que estos trajes sin medida me vistan
al alcance de ilusiones ilusiorias y de lutos como
sotanas vistiendo en el negro imposible.
Mientras tanto me voy por la parte de atrás
del verso y me someto a la risa de mi actitud.
Pues vivo siempre entre el norte de lo triste
y el sur de la carcajada o a la inversa de lo dicho.
Puede ser.
Si.
Puede ser y… ya lo es.
Pero amarrado a mí.
Con la insistencia de una lluvia pertinaz
me veo amándote…
Puede ser.
Puede ser.