Mañana estaré otra vez contigo,
siento la duda y el remordimiento
porque quiero saber si seré tu viento
o, al contrario, no seré ni tu amigo.
Cuando la monotonía de días de lluvia
amenazaba todo con el aburrimiento,
te hallé a ti y, como un lamento,
invadió mi noche tu claro día.
Nos miramos en una densa soledad
y, tímidos aún, comenzamos a dialogar:
unas palabras, unas frases, una verdad,
todo se mezcló en aquel pequeño lugar.
Ahora, con incertidumbre, estoy esperando;
con resignación, por la calle voy meditando:
“si debo partir lo haré contento
y no diré nada más que ¡lo siento!”
No quiero que seas sólo unas líneas en un papel
ni tampoco quiero ser yo el hombre aquel
que olvidado entre las hojas de tu cartera
volviera otra vez ,cariño mío, a ser lo que era.