Tienes corazón de arroz, lino y seda,
Sangre de harapo y camisas usadas,
Blanquecino el cuerpo por las miradas
Que buscan meter su amor en vereda.
Toda tu piel, tan fina, tan delgada,
Es refugio para el alma sin veda,
Para la letra que busca un camino
y el verso que enfrenta el duro destino.