Dulce sensación que embriaga mi alma.
Remóntome a la cúspide de mis sentimientos y, sin pensarlo dos veces, me zambullo en las profundidades de mi ser inerme.
Silencio, soledad, quietud intensa. Entrégome despacio, sin reserva alguna a lo que siento.
Acaricio con ternura mis sensaciones. Me llevan a un mar en calma, profundo, quieto y transparente. Olas que se difuminan en un paisaje legendario, donde el sol se despide del día. Fenece.
Vivir es este encuentro, entre tu ser y lo efímero del existir.
Una lejana melodía que se confunde con el cantar de las aves vespertinas, penetra hasta los tuétanos estimulando mi memoria afectiva. Deja escapar recuerdos lejanos que pensé perdidos para siempre. Desintegrados en un rincón oscuro de mi conciencia imberbe.
Suspiro profundo y sigo sintiendo.
Mi corazón rebelde, domado por la historia (mi historia) salta y grita. Un alarido silencioso que desgarra impotente mis secas entrañas. ¿Maldición o bendición? qué importa. Categorías obsoletas que putrefactan la libertad, condicionando la voluntad.
Busco sensaciones que me ayuden a sobrevivir, a mantener una esperanza que, en más de una ocasión, se desliza como arena entre mis dedos.
Oasis de besos robados, de cuerpos ardientes que recorro con mi lengua. Olores, sabor a sexo, éxtasis en un fugaz orgasmo que me hunde aún más en un oscuro abismo.
Tiento, camino, experimento…. escribo, escribo queriendo expresar lo inexpresable a través de mi limitada caligrafía….pobre iluso de mí…..
Sigo, solo sigo contemplando, observando, esperando la eterna quietud que borre, para siempre, lo que fui, quien fui, lo que viví….