Me sumerjo tras el telón
de tu vida,
y descubro en tu corazón
una abierta herida,
herida que aún supura
un llanto permitido,
y en tus ojos se refleja
el rocío de un suspiro
que aún perdura.
¡Oh, vieja amiga!,
vuelve al hoy… y a mí
que en silencio
bien te he querido,
déjame ser
la esponja de coral
que absorba tu dolor…
Déjame tocar tu alma
que con mi amor
y tu calma
alcanzaremos los azules
con pasión y sin temor.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Escritor y Poeta - Argentina
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