La cámara acerco lentamente tu cara
tus grandes ojos sorprendidos miraban
ante el vidrio una respuesta buscaba
talvez preguntando a tu alma insensata.
Una piel dorada era el papel de regalo
que la envolvían entre las arrugas marcadas,
Esos labios que fuertemente besaban
agrietados entre la pintura dorada
recuerdos que lentamente se olvidaban
los que fueron una vertiente animada,
volvían a estar secos cual desierto
¿Que pensabas del amor logrado?
ahora secos con vientos de desventura
perdida para siempre esa agradable ternura.