Invento en el mar de mis silencios, tu espejismo,
como si estuviese en un desierto donde piso y no encuentro
con qué curar la sed de ese momento.
Invento que quiere nacer el amor entre tú y yo,
y es que no sabes que mi corazón está adolorido,
pues ¡qué martirio ha sido! no ser correspondido.
Mi silencio es un suspenso eterno,
pues invento tu cariño junto al mío,
ya que no has querido estar conmigo.
Y yo te lloro a cada momento,
pues necesito de ese enredo
de tu cuerpo con el mío.
Y ¡qué vacío!
llegar al silencio inquebrantable
donde todo es ahogo.
Por todo esto
hoy sólo invento
que estás conmigo.