Violeta Zambrano

Descender entre nubes genera turbulencia.

Con la planta rayada,

la planta de los pies,

se tambaleaba 

por las nubes

con trazos en la piel.

 

La piel que mudaba,

dos veces al mes,

permitiendo en la bajada

descender por simple placer.

 

Ya no se perdonan 

las manos, las maletas,

ni en el viaje, ni en la meta.

 

Llega, de repente, 

la mezcla homogénea,

y atraviesa la puerta,

la angustia obtenida,

por llegar a la tierra.