A la memoria de Cristhian Navalo (21/10/ /-09/12/17)
Es la vida aquel compartir
que entrelaza corazones
en lazos de amistad perpetuos
dentro de una espiral que tiene fin
al que todos debemos asistir.
Guardo silencio en reverencia
ante la sabiduría divina,
que decide invitar a unos primero
dejando corazones rotos a su paso
y lágrimas en ojos de terceros.
Me quedo con el cariño
que tallaste en mi corazón
confiando en la promesa sagrada
de que no puedo regresar el pasado
pero sí puedo hacerlo eterno
si tan solo lo guardo en mi corazón
allí, donde no mancilla el tiempo
y el alma no duda, ni olvida.
Para aquellos que vuelan
y miran el mundo bajo sus pies,
partir es tan solo una ascensión,
ascensión que llena el alma de luz,
ese rumbo más alto y noble
más allá del lucero andaluz.
Es la vida aquel compartir
entre buenos amigos
que son llamados a ser ángeles,
ángeles que nos cuidan,
con esos corazones entrelazados,
en esa espiral que tiene fin,
fin al que tú, amado Cristhian,
fuiste llamado a asistir.
Vuela libre, vuela alto,
hasta volvernos a ver.