Me endurecí tanto que fue muy fácil quebrarme, comprendiendo después de esto que el secreto es ser maleable.
Soy muy feliz no viviendo contigo
aunque todavía por momentos
te encuentre dentro.
Porque solo necesitaba
dejar de necesitarte
desde el día que decidiste
desalojarme
de mi lugar favorito en cualquier lugar
esos abrazos tuyos
que amenazaban con
matar-me
reduciéndome a cenizas
por mi tendencia a
quemar-me.
Hoy te vi y vi
la parte de ti
que me encantaba
ese otro tú
que logró
lograrme
en todas las fases posibles,
ese tú que ya no es
que nunca fue
que me inventé,
y por no ser
dejó una herida
que quisiera
fuese igual que tú
inventada,
pero cada que pasa algo:
arde
recordándome
que estaré
eternamente
marcada.