Hubo un tiempo de presencias plenas
y otro tiempo habrá más deshabitado.
Era la existencia amalgamada,
que la vida atomizó por ser su esencia
y quedamos mirando desde el aire
del azulino color y limpidez extrema,
el mármol ya partido o la pradera verde.
Es invierno. En otros, felices existimos
en su abrazo cercano y en sus risas
y hoy continuamos en dichas amuradas
a otros amores.
Mas habrá veranos también transmutados.
Nuestro mirar no será desde el aire azulino
sino desde la tierra y el mármol partido
contemplando esas vidas abrazadas
entre sí, y por pájaros en vuelos y las hojas
del álamo y del roble. Sin dejarse mojar
por llantos de ausencias.
De mi libro “De trazos del borrador”. 2017 ISBN 978-987-4004-51-2