Mis ojos grandes están lloviendo...
Cerrándose como un cielo que va
vistiéndose de gris, mientras cientos
de luces iluminan muchoso otros
que ya no alcanzo o no quiero ver.
Perpleja ante tantas voces que me llaman
y mi corazón sólo se desangvcra
por tu silencio hiriente e inexplicable.
Soy hoy, pura necesidad, vulnerable
ánimo, que anda miserando
una palabra, un consuelo, un susurro
al oído que devuelva a mi amor
maltrecho, la fe y el sueño que se fueron
contigo en un golpe de viento.
Y no deseo otra cosa...
Ni más brillantes luces,
ni nombramientos,
sólo el febril anhelo
de que la desidia de tu voz,
no me haga a ti, invisible
y pueda oír de nuevo a tu corazón
que veloz, quedó preso
en la cárcel de tu pensamiento.
¡Siempre vence lo correcto!
No hay vida más allá del mediocre
consenso que imbéciles
acordamos, socavando al sentimiento.
¡Qué pobres somos, qué pena!
Que queremos tenernos
y no nos atrevemos siquiera..
A escribir un mísero “Te quiero”
Pilar González Navarro
Diciembre 2017.