Eres el tormento de mis noches,
eres mi pena y mis lamentos,
eres la tortura de mis besos y el pecado en mis sueños,
eres el fruto prohibido que me ha de condenar junto
a los mil demonios que traes detrás.
Eres el castigo que quiero pagar,
en tu piel me he de incendiar,
en cada caricia implícita mi alma te voy a entregar,
me condenaré por siempre al infierno que
guardas en tus caderas y me dejaré cautivar
como el náufrago que se aferra al canto de su sirena.