Ojalá que venga la tormenta,
que la pena no entienda como.
Que el pájaro se asuste,
que caiga la luna del cielo.
Que se arrepienta el humano,
que la sapiencia se abstraiga.
Que llore en silencio,
que una ola gigante me golpee.
Que me muerda la lengua,
que pruebe mi sangre,
que sienta vergüenza;
que el mimo diga una palabra.
¡Que Marcel Marceau hable!
Que diga cualquier cosa,
que el verso sea estúpido.
Que no me juzguen,
que no me nombren.
Que nada sea lo mismo,
que no entienda todo.
Que se circule el corazón.
Que salgan y entren las lágrimas,
que entren y salgan.
Que pronuncie una palabra.