Pasaste por mi vida como una libélula,
pero tu vida se apaga,
el brillo de tus alas a mi memoria
sigue encandilando.
Volaste lejos del jardín desde hace tanto,
y yo aquí cada primavera
me quedé reencarnando.
Libélula te sigo esperando
y de tu boca un beso
de tus alas el viento
de tu presencia el milagro.
Paulina Dix