Te odio a ti; que me invades.
Que me sofocas y me enredas.
Que me destruyes sólo con tu presencia.
Te odio tanto que no quiero verte sin embargo quiero tenerte.
En las noches en mi cuarto, pienso en tu recuerdo y en los días en que un saludo significaba tanto.
Nunca te tuve y nunca te tendré, por eso te odio, por tu modo de ser.