Al final de todo dentro de mí sigo siendo yo
la verdadera esencia latente de Dios que mora en mi corazón;
volveremos al lugar donde pertenecimos siempre,
la derecha de Dios.
Oscuridad,
ya no seremos nosotros.
Todo sentido inhibido y toda dolencia a la vista
dejará de ser lo que fué.
Toda nuestra suficiencia acabará por él.
Me gusta Dios, hasta aquí ha caminado en silencio conmigo,
suave y sútil;
parece que siempre me ha conocido.
Escrito por su Espíritu está su libro,
lleno de misterio, poderes y romanticismo.
Soy parte de sus personajes,
por si ustedes no me habían visto.
Soy el ciego y el rico,
el sacerdote que pasó de largo,
soy quien está en el molino
soy Zaqueo encima de aquel árbol.
Yo soy la iglesia,
un transeúnte,
un transitorio instante,
un susurro.
Y nuestra vida una neblina que se arrastra en el viento
atenta a algún sonido que provenga del cielo.