Dentro de mí hay un niño sincero que juega con su ternura.
Dentro de mí se halla un joven con el coraje de luchar a pesar de las derrotas.
Dentro de mí existe el adulto convencido de ser feliz y dar amor sin mezquindades,
a pesar del acecho de la amargura.
Soy el ser que humaniza su imperfección latente, el artesano que moldea su greda con pasión.
Soy el armazón que se sostiene gracias al calor de sus entrañas.
Soy la criatura mágica que no cabe en una sola dimensión, un acertijo que se rebela ante las jaulas represivas de la negación.
Sentimientos que nacen y mueren, pulsiones de vida y de muerte bailan entre sí
coloreando el centro de mí finitud.
A pesar de la incomprensión, la soledad y los pesares
creo en mi puño latiente y sus motivos desconocidos ante el cálculo frío de la racionalidad.
Doy todo por el compañerismo de su núcleo, de su cariño mas cálido y genuino; un beso de su mundo.
Doy la vida por crearme y recrearme ante este desenvolvimiento intrépido en que la frágil humanidad sueña con ser Dios.