Quizás en jardín de espinas
naciste
mal aconsejada creciste:
Primorosa, altiva y altanera de hermosura primaveral
que no cediste
a los encantos de la naturaleza
ni
permitiste
que tu ser virginal
conociera los placeres de la vida
por no estar preparada
decías con certeza...
Soltarlo
para que recorriera los caminos
que nos conducen al cielo
al éxtasis,
al goce del tabú
de lo pecaminoso y no pecaminoso,
de lo natural entre
hombres y mujeres
con frenesí
como animales
en celo...
Privándome conocer tu cuerpo
y
privándote de conocer el mío...
Mientras en tus noches ardientes
vivías
soñando con placeres
de locura
deseos reprimidos escondidos
desbordando ríos
quebradas de pasiones
que se estrellaban
con ensortijados riscos y arrecifes
falsas ilusiones
fantasías
indescifrables
con tu escultural
moldura...
Creciste con tu orgullo
sin doblegar
rodillas
ni escuchar mi arrullo
como selva inhóspita
\"debía esperar\"
me rogabas solo eso
castigando
la exploración de tu cuerpo
tus carnosos labios
que incitaban
al morbo, a la caricia y al
beso...
Hoy al verte con tu capirote
anhelando ser tu primero
te busco y te ruego
dices no estar para esos trotes