Con profundo sentimiento
y pasión descontrolada,
tracé el camino a tu encuentro
para que tú me aceptaras.
Fue de pronto que te quise
sin saber bien los motivos
y vengo ahora a decirte...
quiero ser más que un amigo.
Al verte quedé atrapado
con tu sonrisa de fresa
y esa mirada preciosa
que te convirtió en mi presa.
No te niegues a mis ruegos,
te imploro considerarlos,
porque seguiré insistiendo
hasta acabar por lograrlo.
Lograr que tu ser me quiera
y se desviva por mi alma,
que al menos cuando te mire
haga temblar tus entrañas.
Que te sientas conquistada
y tu corazón palpite
y que el brillo de tus ojos
nunca nadie me lo quite.
Y finalmente si crees
que lo que digo es sincero,
acepta esta declaración
pues yo por tu amor me muero.
Jorge Horacio Richino.
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