Jesús Pérez Romero

CRONICA DE UNA RUPTURA ANUNCIADA

La música cerró su boca, se apagaron las velas

y la oscuridad

cubrió con su negro manto los ojos del silencio.

 

La sensación de una ruptura dolorosa

apretaba con fuerzas mi pecho,

pero no había otra salida…

 

Las fuerzas que siempre creyera tener para afrontar

los vientos que soplaban en mi contra,

¡Fallaron!

 

Se convirtieron de pronto en afilados cuchillos

que se clavaban en mis pensamientos

derramando a chorros

el dolor que provocaba ver como la higuera

que yo quería para cuidar en mi huerto,

cada noche, entre gemidos y dulces susurros;

se dejaba asaltar

repartiendo con alegrías y regocijos

sus mejores frutos,

entre viejos viciosos con caras de canallas.

 

Pero la vida sigue y yo quiero aceptar

con resignación

y sin ningún tipo de rencor

las opciones que cada persona escoge

y desarrolla

para alcanzar el mayor disfrute de su libertad.

 

La música cerró su boca, se apagaron las velas

y la oscuridad

cubrió con su negro manto los ojos del silencio.