Una ramita de mi limonero
de mis versos es protagonista
con su encantador misterio
y su delicada estampita.
La corté una mañana,
de su fronda sobresalía,
al caer al suelo sentí pena
y de nuevo la recogía.
Y en un florero de porcelana
lucen sus hojas verde esmeralda
y hasta una pequeña flor escondida
abrió sus pétalos por la mañana.
Y de esa pequeña flor
ha nacido un diminuto limón,
¡qué alguien me diga por favor
si no tiene intriga la ocasión!
.
Después de varios meses
permanece lozana e inalterable,
y me parece saber las razones
que la hacen resistible.
Por todo, casi aseguraría,
que es mensajera de otra vida,
el espíritu del hombre que un día
el cítrico cuidaba como a su vida.
¿Será posible, Dios mío,
que se manifieste desde el cielo
el amor mío con ferviente anhelo
en una ramita del limonero?
Estoy plenamente convencida,
no es tontería, magia ni brujería
que esta ramita de verde esmeralda
este tocada por la mano Divina.
Fina