Alexandra L

El

 

Vienes  cada mañana con tu sonrisa clara
y tu mirada intensa,
con la disposición de hacer grata la estancia,
en verdad logras sea perfecta.

Tú me recuerdas una visión lejana,   tan bella
que imagine ya tanto, y ahora llama a mi puerta,
cielo de la esperanza, sombra de mis quimeras,
con el sutil encanto de la cálida brisa que anuncia primavera.

¿Y dónde vamos hoy?
donde tú  quieras, a la rivera de las aguas claras,
a la fresca cascada donde un tupido bosque invita,
tomarnos de la mano y caminar muy cerca
 ¡Buena idea!

Viajar hasta la costa, donde playas doradas nos esperan;
bajo el sol se acentúa ese color de la piel tan  trigueña,
el  esmeralda intenso, profundo, cristalino de unos ojos de menta,
que miran con felina inocencia.

Vamos a disfrutar, porque la vida llama y el tiempo nunca espera,
el  día de hoy jamás regresará;
ven abriremos las puertas a la risa, a la tan reprimida libertad,
es inútil la espera, condenarse a soñar.

Y sin premeditar, ven, si es;  será,  y se desatara la química perfecta
que encienda la pasión en este amanecer,
dejemos que el deseo perfume el despertar, nuestra existencia,
que la ilusión avivando esta el fuego en  nuestra hoguera.