Vienes cada mañana con tu sonrisa clara
y tu mirada intensa,
con la disposición de hacer grata la estancia,
en verdad logras sea perfecta.
Tú me recuerdas una visión lejana, tan bella
que imagine ya tanto, y ahora llama a mi puerta,
cielo de la esperanza, sombra de mis quimeras,
con el sutil encanto de la cálida brisa que anuncia primavera.
¿Y dónde vamos hoy?
donde tú quieras, a la rivera de las aguas claras,
a la fresca cascada donde un tupido bosque invita,
tomarnos de la mano y caminar muy cerca
¡Buena idea!
Viajar hasta la costa, donde playas doradas nos esperan;
bajo el sol se acentúa ese color de la piel tan trigueña,
el esmeralda intenso, profundo, cristalino de unos ojos de menta,
que miran con felina inocencia.
Vamos a disfrutar, porque la vida llama y el tiempo nunca espera,
el día de hoy jamás regresará;
ven abriremos las puertas a la risa, a la tan reprimida libertad,
es inútil la espera, condenarse a soñar.
Y sin premeditar, ven, si es; será, y se desatara la química perfecta
que encienda la pasión en este amanecer,
dejemos que el deseo perfume el despertar, nuestra existencia,
que la ilusión avivando esta el fuego en nuestra hoguera.