cuando inesperado te arrullas
sobre mi piel hambrienta
de madrugadas.
Cuando de pronto
te disfrazas de río
sobre mi piel silente.
Cuando caes entre mi boca
- inagotable de secretos -
anidas sorpresivo entre mi aliento.
Cuando irrumpes en la hoguera escondida
que te espera por siempre
aún detrás de mi sombra.
Cuando te sumerges
en la fundida transparencia
que cae por mi espalda.
Y cuando luego emerges
con los ojos tan nuevos,
con el tacto tan nuevo,
con el silencio nuevo
y la palabra nueva,
desde el inexplicable arrullo
donde caíste en mí.
Es cuando, cada noche,
creo en Dios,
que me ha besado en ti.