Aullaba el lobo a la luna desde la nieve:
Devuélveme, luna, a mi loba antes del alba,
que mis lobeznos tiemblan de frío, son nueve
y sus patitas se están tiñendo de malva.
Luna ten compasión, que uno ya no se mueve,
pon a mi loba en la cueva, te lo suplico,
que mis cachorros la buscan con el hocico.
Aullaba a la luna el lobo desde la nieve.
Por debajo de la puerta (29 de abril de 2020)
Ya parecen ir disipándose los nubarrones negros, hija. Respecto a la primera oleada de este virus, tras unos días bastante trágicos, marcados por el miedo y el desconcierto, hemos superado la fase más crítica y las cifras de víctimas se van reduciendo considerablemente. Lo más preocupante de todo esto era la posibilidad de colapso del sistema sanitario y que los pacientes no pudieran recibir una correcta atención, y durante varias jornadas los hospitales se vieron al límite de su capacidad, aunque ya se van descongestionando. Como era de prever, las duras medidas de confinamiento a las que nos hemos visto sometidos durante las últimas semanas para aplacar esta pandemia han dado resultado y se van suavizando escalonadamente. Desde el domingo pasado ya se os permite a los niños salir a la calle acompañados de los padres para dar un paseo. Con el fin de evitar congregaciones, aún no podeis acceder a los parques y zonas comunes, pero es un paso importante para vuestro bienestar, tanto físico como mental. Los más pequeños necesitáis quemar energías y desfogaros, y estar metidos entre 4 paredes no debe ser nada positivo para vuestra salud. El virus no desaparecerá hasta que no encontremos una vacuna y tendremos que acostumbrarnos a convivir con él mientras tanto, concienciándonos individualmente con medidas como evitar las reuniones multitudinarias.
Ainara y tú llevabais más de 1 mes sin poder jugar con vuestra amiga Nati y como es vecina, solo hablabais con ella por el balcón. El lunes os animé a escribirle una nota transmitiéndole vuestro deseo de que todo esto termine para volver a jugar con ella antes de pasársela por debajo de la puerta. Lo hicisteis y os quedasteis en el balcón a esperar que os confirmara su recepción y lectura. Ella no tardó en contestaros que ya la había leído y os correspondió con la misma operación. Cuando vosotras visteis su carta, de inmediato salisteis al balcón a decirle que os había gustado mucho. Pasado un rato volvisteis a escribirle otra carta y al deciros por el balcón que la había leído y que os iba a escribir otra, os quedasteis esperando detrás de la puerta. Entonces ella subió las escaleras y cuando visteis pasar la carta, abristeis de golpe la puerta y os lanzasteis hacia ella gritando su nombre para darle un abrazo. Vosotras sois un poco más alocadas pero ella es una cría bastante prudente, y al verse apresada en vuestro abrazo se quedó petrificada, sin saber como reaccionar, y en cuanto se vio liberada del abrazo, bajó corriendo a su casa, por temor a estar haciendo algo mal. Más tarde su madre os pidió que bajaseis a jugar con ella, retomando así los juegos aplazados cuando esto nos cogió por sorpresa. Se dice que el virus apenas afecta a la salud de los niños pero que sí sois un gran vector de contagio. Por lo que a mí respecta, me contagiáis de vida y alegría, y esto se hace soportable gracias a vuestra vitalidad. De entre tanto drama siempre se puede sacar alguna lectura positiva. Estoy tratando de pasar todo el tiempo posible contigo estas semanas, y como siempre, los adultos tenemos que aprender mucho de vosotros. Intento no dejar traslucir mis preocupaciones para que no me veas flaquear, pero vuestra fortaleza para afrontar los reveses de la vida y la capacidad para adaptaros a cualquier situación resultan conmovedoras. En todo este tiempo no he visto en vosotras un signo de debilidad o de resignación. Al contrario, sois vosotras las que me lleváis en volandas en medio de toda la oscuridad. Os pasasteis un buen rato jugando con ella y cuando subisteis, tú traías 2 disfraces, un monton de ropa y zapatos que te había dado la madre de Nati porque se le había quedado pequeña a su hija. La verdad que poca ropa te he tenido que comprar, hija. Mi tía Mari de Sevilla también me ha enviado 2 paquetes grandes de ropa que se le ha ido quedando pequeña a sus nietas, y del mismo modo, tu prima Ana te ha pasado muchas prendas. Crecéis muy rápido, la ropa se os queda pequeña antes de estropearse y es una pena tirarla. Imagino que la tuya también la irá guardando tu madre para tu primilla.
En este mes y pico que llevamos así (aunque pareciera haber pasado ya un siglo), por más que uno trate de abstraerse de este tsunami, es imposible no empaparse de actualidad con la esperanza de ver alguna noticia que anuncie la luz al final del túnel. Mi rutina tampoco se ha visto alterada por la situación. Me siento un privilegiado por tener un trabajo que encaja a la perfección con mis preferencias. Trabajo al aire libre en medio del monte, rodeado de naturaleza. Hace unos días, Pascual, uno de mis jefes de seguridad, vino para anunciarnos a mi compañero y a mí un aumento de sueldo. En estos momentos de pánico generalizado y con la que se nos viene encima (que esperemos y al final no sea tanto como las predicciones apuntan), un gesto así es toda una declaración de intenciones, de alguien que apoya a sus empleados transmitiendo un mensaje de tranquilidad. Ya les he hecho saber que en estos casos, lo que cuenta para mí no es el fondo en sí del gesto sino la forma... Mañana se nos puede derrumbar el cielo encima y pillarnos a todos debajo, pero lo hecho, hecho queda, y los detalles permanecen para siempre. Mi madrina también está pendiente de mí y los días en que he subido al pueblo me ha llamado para decirme que me había guardado comida y que me pasase por su casa a recogerla. Los ancianos son un grupo de riesgo ante el virus y por eso me dijo que me dejaba la olla de comida en la ventana. Cuando bajé, la tuve que llamar para pedirle que me la pusiera en la puerta porque la olla era tan grande que no podía sacarla por los barrotes de la ventana. Por todo esto y más no me puedo quejar. Hay personas con las que puedo contar y me demuestran su apoyo, más que yo a ellos, pero por momentos me da el bajón y pienso que todos los astros se han alineado en mi contra. Ojalá se reanude pronto la actividad que teníamos hace un par de meses, y sí, seguro que debemos cambiar nuestros hábitos de vida, pero que se haga poco a coco y no de manera traumática porque un virus lo destroce todo de un plumazo.