Soñé, que mi soledad antes placentera, tranquila.
Se arropaba en abatimiento y lugubridad.
Mi soledad, antes de alas azul brillante de tonos dorados.
Se tornaban grises y mi ser se sumergía
a negros túneles cubiertos de raíces que jalaban de mis alas
y las enterraban en el fango. Las raíces se hacían de mi cuerpo
buscando germinar en mis entrañas hasta cubrir mi ser
completamente. Mi soledad lloraba lágrimas de lodo.
Sumergida en aquel fango, de mis manos brotaban guías
y no dedos. Mis píes, buscaban con desesperación tan
solo una luz diminuta en aquel túnel sombrío.
Mi boca abierta ansiaba gotas de lluvia de cielorraso.
¡Todo mi ser anhelaba baños de frescura!
Con todas mis fuerzas ¡arañé, rasgué, me arrastré!
Hasta encontrar un rayo de luz que mi alma reconociera.
Lentamente mis alas grises se extendían hacía ésa luz,
mis dedos, volvían a su tes morena y mis píes salían
en lentitud del fango. Mi vista se clavó en cielo abierto
todo mi cuerpo se hizo de besos del sol.
El lodo fue cayendo poco a poco...