Noche de luna,
al calor de una fogata,
dejo su mirada ingrata,
sobre unas letras desoladas.
Suena la lira agitada
en las caderas de las palmas.
Canta en la montaña,
el gallo de voz, serena.
Reposa en la calma,
del corazón, y el alma
la poesía de plata;
para dejarla tirada.
¡Cómo cualquier cosa!
¡Cuándo es una rosa!
La poesía se hizo lanza.
Maulló como gata.
Solo quedo la sombra
triste y enamorada.
El verso de águila
que flota sobre las
aguas tibias, mansas,
dolor, amor que mata...
Jaiah Baruch