No me desampares quitándome las ganas de vivir como soy,
No me cortes las alas despojándome la pasión de crear.
Soñar nos cuenta tanto cuando nos dañan, amar cuesta tan poco cuando nos aceptan en nuestra mágica esencia.
Las aves de mi cantar vuelan centinelas por ver tu acorazonado mirar.
Como un tierno diálogo planetario nuestras iris se encuentran en franca sintonía, venciendo toda timidez.
No temamos a conectarnos en esta armoniosa danza cósmica, las estrellas están tan cerca de nuestros brazos que podemos guiarnos en ellas con alegría.
Nuestra inocencia vuelve a nacer como cuando éramos niños; volvamos a jugar y encontremos en las mutuas travesuras una puerta hacia donde habita nuestra verdadera naturaleza.
Ven, seremos el encuentro boreal que tanto anhelamos en nuestro sufrimiento.
Vamos, seamos felices tal como dos átomos buscando a Dios.