Hilaza de cuentos
que no acabaran hasta que enmudezcan los hombres
los desterrados del mundo
los condenados a buscarle
ciegos creyentes del porvenir
sostenido sobre cayados rompederos
el hombre es algo más roto y oscuro
retorna al punto de partida
sobre breve brisa y presurosa sequia
arrullado por su propio canto
sin más lugar para refugios
cavara para buscarse
para desenterrarse no hubo cuento más difícil
ni para el deber de su civilización
que lo extingue
eternamente seco, desde antes,
ceniza bajo llama encendida
gigante de lumbre de extraña luz para sí mismo
ardiente muralla
del ser para su asombro
alma escapada y caída
ahora tan subterráneo
deshecho sobre su destrucción
expectorado en las ciudades
descubrió el cielo y atravesó el tiempo con un solo paso
santiguase en los lugares donde Dios se ha ido
sofoco el fuego de sus plegarias
quedaran enterrados sus templos
quedaran enterrados sus huesos
en laberintos oscuros