He sabido que te vas, sin avisarme,
cuando aún siento el glauco en mis pupilas
del gigante alcanfor en sombra amiga
y tu manso mirar en despedida.
Podría haber intuido en tu cansancio
y esa recurrencia en mirar a los ocasos
que estabas contemplando tus orillas,
cercano el tiempo y agotado el aire.
Pero ansiaba pensarte de otro modo…
tras el borde de la mesa y en la charla,
oyendo tu voz vertiendo savia
o en ese cálido abrazo del amigo.
De mi libro “Desde aquella Strelitzia”. 2014 ISBN 978-987-1977-32-1