damtée

EN AQUEL VIVAZ PALACIO.

Entre aquel espeso bosque

entre ríos, cascadas y fuentes,

se levantaba un gran castillo,

de extensos jardines y radiante gente.

 

En aquel vivaz palacio

Una tierna joven paseaba,

Vestida de  deslumbrante ropaje,

Acompañada de  aquel que la  amaba.

 

Inmenso amor respiraban

Aquel príncipe y princesa,

Pero solo el experimentaba

Inexplicable pasión cual rareza.

 

Fugaz deleite  fue para ella

aquel quien tanto la venero,

y extraño mal indigno,

su alma del cuerpo separo.

 

Belleza  que mostraba

Aquel palacio sin igual,

Pronto volveríase tinieblas

Para ella en su pesar.

 

Perdido aquel que la seguía,

Al pasearse en el castillo,

Ahora sola va regando

Amargura en los pasillos.

 

Lloraba esa pobre mujer

Sobre sus jardines errante,

Cual alma muerta en un cuerpo,

Cual alma que va  agonizante.

 

Nadie le hablaba cuando venia.

Corrían al verla pasar

Mas cuentan que seguía viva,

Pues la escuchaban cantar.

 

-Ese que fue motivo de mi alegría,

Ese que mi espíritu  llevo

A lo más  alto de mi vida,

¿Dónde estará amor mío?

¿Sera que desde lo alto me mira?

 

Amor que no supe cuidar,

Mañana que no  volverá  a despertar,

Propongo no dejarte de amar,

Te juro nunca te he de olvidar.

 

Porque no te supe valorar,

Mi castigo  será estar sin ti,

Castigo que me supe ganar,

Penitencia que he de  cumplir.

 

Fui flor reluciente de  belleza primorosa,

Soberbia  encerrada que de  hermosura se mofa,

Mas  ahora tu partida me ha dejado sin hojas,

Soy la misma planta que fui algún día,

Pero sin verdes hojas ya no respira.

 

Tu alma descansa,

Descansa de mí,

¿Quién te desprecia ahora?

¿Quién se  burla de ti?

 

Así día tras día

Desvelaba su cordura,

Vivía y moría en su castillo,

Lamentando su desventura.

 

Y  en aquel vivaz palacio,

Una tierna joven paseaba,

Vestida en deslumbrante ropaje,

Carente de aquel que la  amaba.