¡Cosmopolita! La tierra está llorando
el secadal
que alimenta sus ligaduras,
percibamos el grito
que brota de sus manos.
Perdura entre los hombres
residuos de limaduras
de rabia inmortal.
El dolor del pie ajeno
duele más que la propia soledad.
Es tarde en la sombra del agua
donde canta una pájaro de cristal.
Una bocanada de fuego
asciende en la noche y chispea el cielo
la infinita pérdida, el robo del tiempo
que no regresa
encima del sueño
y confusas trayectorias
guardan los ojos del silencio,
el horror que han visto
yace en un arcón de metal
y se reencuentra con la antigua soledad
del viento que no acalla su rugido.
Las gavillas nocturnas traspasan
la piedra cutánea,
a mordida y dentellada
sin excepción alguna
engrosan ribetes la herida
y desangra esférica cenizas
la piel del vegetal.
En vuelo gris se sostienen
aves trágicas del espacio mortal,
aleteos plomizos alzan
amargura de acíbar desafiando al enemigo
que es el espejo de su íntimo amigo.
Violácea la sequedad del alma áspera,
el corazón marchita el falsete que se inclina.
Languidece el latido del drama
en una ráfaga de melódica lanza.
Ya la tierra es miaja de polvareda
que no levanta
el majestuoso vástago amarillo
otrora reflejo de encanto lumínico
descorazona la ilusión del trigo.
Hay un delgado protagonismo
en el fin de una ausencia,
barre la escobilla guijarros en mugrosas gavetas,
sucios escombros enfundan el reino secano
pero el hastió no tuerce el empeño.
Hilos desérticos colman
su vientre con infértil arena.
La testa aclara ideas
en la reclinación de la almohada,
el aire está plagado de testosterona Inválida.
Persiste la bestia hombruna
cerril agota frutos de gleba,
El dedo asnal solapado duerme
en los senos rotos de mujeres lobunas,
en la sombra láctea
hay un arroyo nutriente
de lactosa que se inunda
con el flujo del pezón
que destila la madraza.
Madruga el invierno en su siesta,
reposa la cornamenta de la cabra
su cruz abatida recuesta
en los brazos albugíneos de la atmosfera.
Tibio el candor del piscolabis,
describe la pluma la cruel realidad.
El sueño responde la pregunta
que ignora la vigilia.
No espero a nadie en mitad de la noche
que traiga coronadas estrellas
ni lucidos pensamientos ni encuestas.
Todo lo perdido regresa
al piélago del cuerpo sudoroso,
la mente que brilla no es de ilustre biblioteca.
Digo hermano, hay que remangarse la hasta las corbatas
cuidar la madre que nos sustenta
como la mujer nodriza que a pecho alimenta
con atenta gravedad
la boca que mama eslabona progresión de vida.
De \"Fuera del tiempo\"
Ed, PALIBROS Hecho el Depósito según la ley 11-723- registro de autores.
A publicarse julio 2018-
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