Caminé por los verdes prados
por los amarillos girasoles
por lo trigales espigados
caminé buscando el polen
de sus pistilos preñados
Caminé por las alamedas,
por la riberas de los ríos
entre chopos y saucedas
busqué sus ojos en los míos
como avaro su moneda
Camine por la montaña
las arenas del desierto
por donde la luz empaña
mis pasos más inciertos
y su imagen más extraña
Caminé preguntado al viento
¿quizás pasó por aquí?
¿cómo era señor?
frágil, inquieta como colibrí
no, por aquí no pasó.
Y vuelvo sobre mis pasos
los que de inciertos me pierden
sintiendo de nuevo el fracaso
sintiendo de nuevo que vuelven
su olvido, mi tristeza, mi ocaso.