A amarla estoy condenado
Dios me impuso ese castigo
de su amor ser un mendigo
a su beso encadenado.
Que mar retiene enterrado
de mis sueños el jazmín.
Hubo un principio y un fin
un despertar dulce y tierno.
Seco el capullo mi invierno
de los dos, yo fui Caín.