alejandro fozar

XXXVIII. En Zarate 15 de diciembre.

 

 

En la lenta indiferencia de la tarde

un ángel a muerto, hijo secreto de la luna,

igual de blanco, igual de solo,

enfriando el asfalto de dicienbre

con los ojos incrustados de silencios

Con las crenchas teñidas de lamento,

gigante como caballo, mustio como rey caído,

postrado ante Dios por su capricho,

ya lo vió Oliverio en el pasado, ya lo veo ahora

en este día distante y repetido como la lluvia

y los caminos...

Otra aparición urbana que tuerce me destino.