¿Dónde queda la sonrisa herida?
¿Dónde la sangre invernal olvidada?
Ya de tierra quemada, oscura,
ya de noche y voluntad partida.
Pesadas lágrimas me socavaban,
me arañaban el alma rendida
de fingidas promesas que ataban
tu mirada a una esencia vacía.
¿Dónde tu fuego tan lleno de vida?
¿Dónde tu cariño de hiedra mala?
No me dejaste ni las alas vivas,
que sólo quedan palabras sombrías.
Y este hielo que me atenaza y brilla
en mi corazón de piedra que trata
con un frío tan intenso que mata
y mataría con su aliento y sin prisa.
Del fuego sólo quedará la ceniza,
y del hielo una promesa que parta
y combata quizás hacia otra orilla
y haga de esta esquina de mi vida
frío incendio que abrasa y que olvida.