He sentido la charla de las almas
desde puntos de armonía
escondidos,
las palabras estaban impedidas
pero prístinas voces
se sentían.
Ni siquiera lo gestual era preciso
ante el numen con aires
que flotaba,
la empatía de los seres priorizaba
ese íntimo encuentro
de sus almas.
Lo inefable estaba allí presente,
que son inefables esos soplos
de la vida
y el caudal de los seres se acrecienta
en ausencia de otras
vibraciones.
He sentido entre espíritus la charla,
cuando estaban ausentes
los sentidos
y el encuentro era mucho más profundo
tocando esas fibras
inaudibles.
La noche era embeleso en las esencias,
puras esencias de espíritus
del aire
en esa inocencia de charlas
infinitas, con palabras
impedidas.
De mi libro “De poemas que morían”. 2017 ISBN 978-987-4004-38-3