Siempre gana la locura,
que compartes con mi carne.
Noches de guerra a la luna,
días de fuego en los parques.
Nadie se cree la ternura,
que a tus labios suelo darle.
Todos nos ponen en duda,
por ir en contra del aire.
Me ha ganado la hermosura,
de tu alma de estudiante.
Todo lo miras con lupa,
el mundo te queda grande.
Y en mi planeta de curvas,
eres lo más importante.
Él que detiene las lluvias
y al mirar me da calambre.
Dice el sol que mi fortuna,
pongo en riesgo al escucharte.
Que mi dosis de cordura,
desaparece al tocarte.
Que dos locos sin vacuna,
no deberían besarse.
Que al quitarnos la armadura,
vamos directo al desgaste.
Que mi corazón de bruja,
solo puede condenarte.
Y que yo tengo la culpa,
de tu vicio ingobernable.
Que podría buscar la cura,
en unas manos más suaves.
Ser lo opuesto en la costura,
de otra piel y no quemarme.
Más no puedo si susurras,
dos palabras mal sonantes.
Y te pido mil disculpas,
si respondo en un instante.
Y al final siempre perdura,
la ilusión de dos amantes,
que al mirarse siempre juran,
el cuidarse y respetarse.