Ella no vino de un país cualquiera
(la hermosa rubia de rasgos de Diosa);
despegó de la nación brasilera
cual de la crisálida la mariposa.
Sol tropical, cierzos de primavera
trajo además de perfumes de rosa.
Verdes consigo se trajo quien fuera
la flor del Brasil, lis maravilhosa.
Esa impúber pareciera modelo
de alguna estatua de Creta o de Milo;
náyade alada que boga en el cielo,
Píndaro la alaba desde el peristilo
viéndola cómo estiliza su vuelo
de mítico estilo.