Encendidas aroman el jardín
rosas rojas de lúbrica pasión.
De caricias apasionadas son.
Mi amada, rosa de pitiminí,
la alcoba florece en besos de flor.
Huelen rosas de florido pensil
-brasas en el lecho de organdí-,
embriagan pólenes que el viento arrastra
-oh pétalo oloroso embriagador-.
Rosas de azul palpitan el sentir
del crepúsculo en celajes de añil.
Cupido dispara flechas que aguza
-gozoso doler tiene el corazón-.
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Se estremecen los juncos de la orilla.
Olor mojado llueve sobre el río.
Un gallo levanta su clarín de plata.
Tus cabellos mojados son luciérnagas.
Ardiente se me extiende la mirada...
El viento por las esquinas airea
nuestro idilio,de vena sonrosada
-el querer se enreda de caracolas:
es tan puro que casi no es querer-.
-salvador-