El aire guarda los misterios de tu piel lavada
y la lluvia quiere volver a los secretos de tu geografía
para repetirse en sus valles de cauces y sonidos.
Cada gota es un lejano deseo que llega con los rumores
de la esperanza y los días de inviernos cobijados
en este corazón que permanece en el tiempo esperando
y haciendo edades para considerarse fuente perpetua,
justo detrás del beso que pierdo pensando en tu figura.
Son también veranos que me acosan y es sed
acumulada a diario sobre la duda de la esperanza
y el presagio de esta imaginación que ahora vuela hacia tí.
Contaré las gotas que tiene la mermelada de un beso
y el vinagre que me deja la intención que no soluciono.
Te enviaré palomas de trigo para que amases los besos
que contengo y realices la hogaza que dará nombre
a la vital necesidad de hacer nuevos sueños
que me lleven al conjunto de tus labios abiertos
Solamente un soplo de tu mirada
y dormiré acurrucado en los valles infinitos de tu piel,
sintiendo tu lluvia que alimentará este río.