Un párvulo en cortos pasos se acercó
a un anciano encanecido que yacía
en un jergón de hojas del otoño
y tomó su mano.
Guardaron silencio al cruzar miradas
no había palabras sino luto
en ese último suspiro.
Y al distenderse el rostro exánime
pudo advertirse un parecido
con el del niño, que no soltó la mano.
Tal vez habían sido uno…
De mi libro “De mi baúl y de esos cofres de luz”. 2016 978-987-4004-21-5