Llanto en el alma,
que agria en avidez la tormenta,
cuando en las pertenencias,
se espera a que triunfe el descoco,
como un inmenso trayecto,
que finaliza en cero grados,
y se interioriza,
el ademán frío,
inconsciente de sublevar,
lo que en tiempos se fortalece,
como la fuerza de un terrible frío que merece,
un cálido beso como exteriorizar,
lo que en mentes cerradas,
se enaltece,
¡más y más!,
como un hálito de un hilo en el corazón,
que como innata fragancia,
queda tan impregnada al alma,
y es la vida sin vida,
que encierra toda vida,
sin más herida,
que la misma cura del mar,
como es la sal,
que aviva la vida sin vida…