Vientos de tormenta amenazaron la noche,
Amir titiritó de frío,
sus cabras y ovejas en sus pesebres,
a salvo de los lobos merodeando
en busca de su presa
Hace mucho tiempo sus padres acostados,
agotados por el trabajo duro,
la puerta cerrada con pasador,
y las velas prendidas,
pensó su hambre a satisfacer
Tocaron a la puerta,
aprensivo Amir la abrió a medias,
tres forasteros le saludaron,
su atavío de alto rango,
de bondad sus semblantes
Por la noche albergue pidieron,
Amir les invitó a pasar,
su cena escaso compartió,
paja limpia y cobijas trajo, camas
para sus huéspedes del Oriente
Se despertaron al despuntar el alba,
a Belén viajar, ciudad del Rey Davíd,
Amir les acompaño para arrodillarse
en reverencia ante un recién nacido,
llenando de maravilla sus ojos,
el niño de María a contemplar;
su propia epifanía
La foto de la red.